Era pequeña y por la televisión retransmitían el final de la maratón femenina.
Una mujer, Gabriela Andersen, nos dejó con la boca helada, estaba exhausta pero decidió que llegaría al final.
Esa mujer hoy es una inspiración para terminar este trabajo, a pesar del cansancio y de la lucha durante estos años.
Gabriela nos enseñó que luchar por un proyecto es importante pero más importante es no desfallecer porque a veces al final piensas ... "bueno, da igual". Tengo dos amigas que siempre dicen esto: un beso a Pilar y Carmen.
Gracias Gabriela y gracias a todas aquellas personas que estos últimos meses me acompañan en la extenuante recta final.
